7 Portes, Barcelona

Un restaurante que se esfuerza mucho por dar la impresión de ser exclusivo, sobre todo por sus precios. Después de entrar, en lugar de dirigir a los clientes a una mesa, el personal los envía a una pseudorecepción donde tienen que dar sus datos (!). Un lugar cuya atmósfera recuerda al velorio de un anciano rico, y la decoración recuerda a un salón de banquetes. Queríamos pedir una paella, pero el camarero hosco anunció que el mínimo (!) Eran dos. Dejamos este lugar presumido lo más rápido posible.

Después de cenar mi pareja y yo experimentamos náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal. Habíamos compartido la tradicional paella (muy salada) y una fuente de marisco. Encontramos este lugar en línea "recomendando la mejor paella".

Después de recibir una reserva confirmada, nos quedamos perplejos al encontrar caras en blanco en la recepción a pesar de que mostramos la reserva. Al final, y a regañadientes, ordenaron nuestra mesa para 2. Nos tomó 20 minutos obtener el menú y otros 10 más para pedir nuestras bebidas. Pedimos el plato de pescado para compartir y fue sensacional. Un menor se queja, no hay herramientas para acceder a la langosta ni toallas/toallitas para nuestras manos, pero finalmente se resolvió. Nuestro camarero fue muy agradable desde Argelia. El postre de higos estuvo bueno y la cuenta fue de £103€. El pianista tenía mucho talento pero fue un desperdicio en esta audiencia.

Un restaurante que, sinceramente, no merece comida amarga y salada, servicio prolongado y aglomeración vacía.

Sin duda un ambiente muy agradable con toda su historia que te envuelve. Todos los platos eran de excelente sabor, incluso los más sencillos. La deliciosa paella de marisco. También comimos tres postres diferentes, cada uno delicioso, especialmente la tarta de queso.

Excelente servicio y excelente ambiente! ¡Un poco decepcionado con la paella que estaba demasiado salada y la fideua demasiado grasosa!

Almorcé aquí, el más cercano al hotel que sirve paella, pero no me impresionó tanto la paella especial de la casa, ya que solo probé el sabor salado a pesar de que se usa cabeza de langosta para cocinarla.
Además no estoy muy acostumbrado a reaccionar tardíamente en casi todo excepto en llevarnos a nuestra mesa. A partir de ahí esperas todo.

Tuvimos un servicio impecable con un alto nivel. Cuando pedimos la sangría, venía con jamón y pan con tomate que no pedimos ¡Cuál fue nuestra sorpresa cuando nos cobraron 28 euros por ella sin que lo hubiéramos pedido! Pude dividir la cuenta porque hablo bien español y soy vegetariana y por lo tanto no pude hacer tal pedido. O tuvimos mala suerte o nos topamos con un equipo de servicio deshonesto. O es el reflejo de este restaurante que en la superficie parece impecable y como debe ser y en realidad resulta ser una vergüenza catalana y barcelonesa a pesar de una historia bastante halagadora.

La comida estaba muy rica y tierna, pedimos bacalao con judías, espinacas y patatas con pulpo. El servicio es excelente, el único inconveniente es que hacía mucho ruido cuando los camareros estaban moviendo los cubiertos.

Estafadores
Excelente acogida y magnífico entorno, pero las estafas vienen después de pedir la sangría te dan un buen plato de pan con jamón y tomate y para la comida un buen pan pero la sorpresa viene durante la factura donde te cobran todo sin previo aviso 28 euros por una plato de jamón y 4 tostadas de tomate.
Este restaurante realmente toma a algunos clientes por palomas y el personal tiene tendencias racistas.
A huir! ¡Y a denunciar!

Están aquí con la familia anoche. El pan al principio era excelente.
Los entrantes de verduras no eran muy buenos, bastante sosos y carentes de textura, muy blandos. La paella estaba buenísima, la mejor que hemos probado en Barcelona. Era el único que tenía socarrat. El bistec también era muy bueno, sabía que estaba cocinado sobre madera real. Las patatas fritas que venían con el bistec también estaban muy buenas. El cordero también estaba bastante bueno. Bien cocinado pero no seco.
El ambiente también era muy bueno. Sientes que viajaste en el tiempo a un mejor momento con un gran servicio y música en vivo.
¡Definitivamente ven aquí en tu visita a Barcelona!

Fuimos hace unos días a comer con unas amigas por primera vez. Experiencia increible desde el momento que llegas. La recepcionista una chica con gafas rojas super amable y simpática nos acompaño a la mesa, el camarero super profesional y la comida exquisita. Maravillosa experiencia. Sin duda volveremos.

Lugar histórico, elegante, romántico.
Ha bajado un poco la calidad, ya no es lo que antaño, pero sigue estando muy bien. Los canalones tanto normales como trufados y la espatlla de cabrito son muy recomendables. El arroz con conejo, alcachofas y aceitunas está muy bueno. Los postres no están mal pero nos decepcionaron un poco teniendo en cuenta la categoría del lugar y el precio. La atención fue muy correcta y además pudimos disfrutar de una velada maravillosa al tocarnos una mesa cercana al piano.

Otro sitio emblemático de Barcelona que ha sucumbido a la invasión turística. Tratan mejor a los foráneos que a los autóctonos, especialmente la mujer que te recibe en la puerta. Comida muy vista a precios de estrella Michelin.

Paella was the reason we dined here and it was very good! Best to make a reservation or try to put your name down for a later time.

Unha experiencia francamente mala.
Dende que chegamos tivemos que esperar todo o tempo, tardando en comer casi 2h sendo 2 personas e asemade de ter reservado con anterioridade.
Á hora de pedir, preguntamos se os pratos tiñan algún froito seco por tema de alerxias, dixéronos que non e, finalmente, o prato viña cargado de froitos secos. Disculpáronse amablemente, si, mais é un erro bastante grande dado que un dos comensais puido irse para o outro barrio.
Á hora de pagar, a conta viña mal, poñendo pratos de máis. Por sorte decatámonos e o retificaron, de novo cunha disculpa.
A comida, en xeral, estaba boa pero non diría que foi espectacular, tal e como nos dixeran amigos que foron a este local fai anos.
Ademáis, o ambiente do restaurante era incómodo, pois prácticamente todas as mesas estábamonos a queixar de algo, polo que ao final só queríamos rematar e marchar porque a situación era bastante incómoda e bochornosa tanto para clientes como para os camareiros.
En definitiva, non recomendaría o lugar. Imaxino que no seu día debíu ser moi famoso pero hoxe en día, seguramente, habera lugares mellores onde comer pratos típicos.

Después de una hora sentados nos trajeron unos entrantres, la espera entre el primer plato y el segundo fue de 50 minutos. Del segundo al postre 45 minutos más. La gente en general muy enfadada. Todo el glamour del local y la calidad de la comida no compensa la espera. Una pena que un local tan emblematico pierda su categoría por el servicio. Aunque parece por la actitud de los responsables que les da lo mismo. Si quieres te esperas y si no te largas.

Increíble el mal servicio ofrecido mucho tiempo de espera y el camarero un impresentable señor Ricardo sino le gusta su trabajo busque otra cosa y al maitre otro 0 por su dejadez

El ambiente muy lindo y la atención es un 100! Recomendable las alcachofas y los postres! Probé las costillas de cordero que estaban muy bien pero le faltaba algo. Es un plato que creo que tendrían que mejorar un poco. Los otros platos de mis compañeros que pidieron pescado fue un acierto totalmente!
En resumen, un lugar que seguro se tiene que conocer!

Restaurante con 185 años de antiguedad, elegante y por ende caro.
La comida es tradicional pero cocinada con muchos años de experiencia, es decir muy bien elaborada.
Canalones (con foie) excelentes, y paella de marisco (a unos comensales si les gustó yo en cambio la encontré sin excesivo sabor -¿ será que las paellas me han dejado de gustar? -)
En definitiva, un clásico con mucho empuje, que encanta a los turistas y a los lugareños nos causa nostalgia.