La Granja 1983, Barcelona
Direccion | Carrer del Pedraforca, 105, L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona | ||||||||||||
Telefono | +34 933 34 69 62 | ||||||||||||
Horas |
|
||||||||||||
Categories | Bar restaurante, Cervecería, Cafetería, Hamburguesería, Restaurante de comida para llevar | ||||||||||||
Clasificacion | 2.5 2 opiniones | ||||||||||||
Empresas similares cercanas Antoxo — Plaça de Milagros Consarnau i Sabaté, 39, L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona Restaurant Sucursal Aceitera — C/ del Comte Borrell, 36, Barcelona Restaurant Suamu — C/ d'Europa, 23, Barcelona Restaurant Cerveseria Casa Martelo — C/ de Numància, 12, Barcelona |
La Granja 1983 opiniones
2 Agradezco su respuesta.
Sin embargo aclararle que, a la camarera se la llamó y se le dijo textualmente que los callos tenían un sabor agrio (salsa) y que no estaban bien. Los probamos tres personas de la mesa y todos coincidimos en nuestra apreciación (no solamente se trataba de no ser del agrado de quien subscribe, como comenta). Se dejaron sin comer. Cabe la posibilidad como bien dice, que estuvieran perfectamente, pero los notamos con un sabor muy extraño.
Si haciéndolo saber explícitamente a la camarera y posteriormente al propietario a la hora del cobro, no fueron capaces de decir ni hacer nada, creo que no hace falta pedir expresamente que los retirasen de la mesa o que no los cobrasen.
No es de mi interés, perjudicar a su negocio, pues en varias ocasiones que hemos podido comer en la Granja, no habido problema alguno y tienen platos bien elaborados como el codillo, la hamburguesa la Granja, así como un local con buen ambiente y decoración, pero sí que como recomendación les diría que sería ideal no ignorar un problema con un cliente sin darle respuesta ni solucion. Ese plus de atención que les sugiero, sería de interés y de valor.
_
Realmente una pena.
Nos ha descolocado la reacción del personal del local ante nuestra opinión negativa sobre unos callos que nos habían servido. Tres personas de nuestro grupo, acostumbrados a este exquisito plato, que al probarlos coincidíamos en que el gusto era extraño, como algo agriada la salsa. Con buenas palabras se le comentó a la camarera y posteriormente a quien nos cobró en barra. En las dos ocasiones, sin embargo, poníamos en valor todo lo restante servido, pues nada más resultó en desagrado, todo lo contrario.
Los callos quedaron apenas sin tocar y el servicio en ningún momento fue capaz de retirarlos, ofrecer otro plato, excusarse o sencillamente prestar atención a la queja.
La única respuesta fue que otra mesa a quien les sirvieron, no habían dicho nada al respecto.
Los callos, se nos cobraron en la cuenta, dejando así de claro que ustedes no podían equivocarse y los comensales en este caso, teníamos falta de criterio y de paladar.