Pastisseria joan, Barcelona

La mejor mona de mantequilla y/o saras de la provincia de Barcelona. También hacen un semifrio de biscuit espectacular.
Al ser muy chiquita la pasteleria si quieres asegurarte de tener lo que quieres, mejor ir y encargarlo: cumplen siempre. Y si no quieres encargar siempre encuentras algo rico.

Voy a cumplir 29 años y los dulces de este lugar han estado en cada momento feliz de mi vida, puesto que en mi casa, siempre que hay algo que celebrar, mis padres compran aquí las tartas, tortells, galletas, las monas, los pasteles, “borrachitos”, lo que sea.

En casa somos habituales del tortell de nata (la nata de Joan es otro nivel) y las pastas de té que, por favor, probadlas. Pero es que el mazapán, el turrón de yema en Navidad y los “flocs de Sant Josep” que el único problema que tienen es que hay que esperarse a la época del año que toca para comerlos (y casi que así se hace más especial cuando los comes…) juro que los he probado en muchos otros sitios puesto que yo no vivo cerca, pero como aquí, en ningún sitio.

Los pasteles son PERFECTOS. Sutiles, equilibrados, el punto de dulce siempre clavado, jamás empalagosos o pesados. En fin, maravilloso.
Para mi es mucho más que una pastelería, supongo que este lugar ha conformado mi paladar desde que soy pequeña y quizás por ello se me hace difícil no medir y comparar todos los demás postres con los de este lugar.

Opción segura.
Deseando que llegue mi cumpleaños para ver con qué postre “me sorprenden” mis padres jijiji

Las saras son las mejoresll
La atención es estupenda.
Me la recomendó una amiga, desde lejos de la zona.

Compré una caja de bombones artesanos para regalar, la persona que se los regalé me llamo para decirme que estaban pasados, con sabor malo, fui y los probé realmente para mi estaban en mal estado, tiramos los sobrates, fui a la tienda lo comente con la persona que me los vendio, probó varios de los que tenia en la tienda, negó que estubieran en mal estado lo cual me sorprendio mucho por que los que yo me lleve no se podian comer, me fui de la tienda sin mas y logicamente no volveré mas, no por que los bombones estubieran pasados si no por la actitud ante una queja de un cliente.