Carmen López - Puigcerver Blanco, Madrid

Carmen López Puigcerver, inigualable, pura luz y alegría para todos. Ya en el Cielo con Jesucristo, Simeon y tantos otros.

Una buena persona, excepcional, con una calidad humana y una predisposición con los demás, nada habitual.
Destacó por sus fuertes convicciones, y por la paz y serenidad que proporcionaba a todos los que se encontraban a su alrededor. Jamás alzó la voz, no le hizo falta.
En su ejemplar sentido de la vida, colocó siempre a la familia como su eje principal y la convirtió en su máxima prioridad. Con su equidad, buen criterio y su particular sonrisa, la mantuvo siempre unida y feliz, con ese "pegamento invisible" que sólo son capaces de proporcionar determinadas personas y que.tanta fortaleza da.
¡Millones y millones de gracias por todo!

Carmen fue la felicidad más pura y la luz del mundo y de mi mundo. Volvería siempre a ella. Era mi fe, mi mejor amiga. Mi luz. La expresión del amor

Como si fuera un libro de condolencias abierto al mundo, ¡qué oportunidad tan bonita la de poder escribir sobre ti, tía Carmen! Una oportunidad inesperada, y que sirve un poquito de consuelo y desahogo, porque las penas compartidas son siempre más llevaderas. Tu recuerdo queda todavía más inmortalizado con estas reseñas, teñidas de tristeza por haberte perdido y alegría por haberte conocido. ¡Sigues siendo luz!

Tiene toda la clase propia de los López-Puigcerver. Igual que su alegría, valores y humor. Pilar familiar y profundamente querida

En su casa jamás eras una invitada, siempre eras como una más de su círculo más íntimo. Te hacía sentirte querida por la alegría que demostraba siempre al verte. Te quise mucho y te querré siempre. Muy difícil encontrar a alguien parecido a ti.
He tenido mucha suerte de que hayas estado en mi vida. Hasta siempre.

Tía Carmen, te pregunto: ¿cómo se soporta tanta desproporción afectiva, existencial, tanta ausencia de humanidad, tantos contextos o vivencias de abundante hospitalidad, espiritualidad y amistad? Pues la persona que encarnaba cada uno de esos excesos ha partido.

Ahora solo me resta el dificilísimo luto y la Esperanza (o lo que es lo mismo: en y desde el horizonte del Dios Viviente -que es el Dios profesado por los apóstoles y los mártires de la profunda tradición cristiana- ninguna vida humana se pierde).

Tía Carmen, me cabe concluir de la siguiente forma: en la Resurrección de Cristo sé que te reencontraré (junto al tío Sime y junto a todos los tíos fallecidos) para nunca más separarnos.

Enrique Porta

Carmen ha sido una mujer ejemplar- en todo sentido. Su enorme sentido del humor y su gracia personal, ùnica, hacía que diera siempre, en las buenas y en las malas, ese toque de alegría, lo que hacía que el mundo se volviese mucho màs amable; algo que termina siendo expresión de una gran sabiduría.
Ademàs de gran madre.

Excelente persona, una segunda madre, que tenia una inmensa bondad. Grande su generosidad, y muy buen sentido del humor, tremendamente idivertida, Nos hacia reir con sus ingeniosas y únicas respuestas Muchas vivencias.y recuerdos se quedan grabados en mi corazón. Nos gustaba estar con ella, muy sociable. Interesada en la vida de los demás, Siempre viendo el lado positivo.
Tia Carmen, tiía querida por sieempre.