Centro Gallego de Madrid

Hay un camarero grosero, antipático, vulgar (creo que el encargado) que no hay por donde cogerlo, desde un principio ha sido un borde. Nos hemos sentido acosadas.y todo por esperar 12 minutos de reloj a una tercera comensal. Que horror, la comida escasa, pero buena.

Esta bien tiene muchas cosas está el 100montaditos hay una churrería está cerca el museo del ilusionismo tienen la tailatela también hay cafeteria cerca tiendas ay un parquim también

Le pongo 3 estrellas pero por que Chueca esta al lado, por el resto todo genial, mi recomendación el teatro Calderón 5 por el teatro.

Por las noches en Centro Gallego hay Milongas para escoger! Los domingos por la noche está Atenti Pebeta

Lugar muy interesante tanto por su presidente que es encantador cómo por las múltiples actividades que allí se realizan así como sus magníficas vistas desde la cafetería. Muy recomendable. Una verdadera caja de sorpresa

Desde este lugar puedes tener una vista importante de Madrid, mirar lindos atardeceres en un lugar tranquilo y seguro.

Horroroso local viejo y decrepito. Comida de mala calidad, mal cocinada y escasa (lo unico bueno). Platos y cubiertos sucios. Camareros poco profesionales. Local a cerrar sin duda.

Un sitio magnífico, y céntrico para todos aquellos que quieran realizar actividades folclóricas de Galicia como la música y el baile, o incluso alquilar un salón para actos más especiales.

Me gusta mucho el ambiente, aunque normalmente la gente va con prisa y no se para a ver lo que hay a su alrededor.

El monólogo bien. Pero la cafetería sucia. S mi amiga l limpiaron un bote d refresco con una bayeta sucia

Yo solo he ido al 100 mont de ahi no al centeo gallego porque si hubiera un centro gallego con tortilla de betanzos, claramente lo habria visitado

I had a much better memory from this place than what it turned out to be when I came back. I was with a group of friends, and we ordered several things. The wine and empanada gallega was very nice, but the octopus - which is quite expensive almost anywhere you go- was not good at all. It was hard and without any taste (and its supposed to be a speciality of Galicia). We expressed it right when they served it, but no option to return it back. So, my advice with octopus, is: if you want to order some, ask if you can taste it first, because the gastronomic experience changes drastically if you are served a hard and almost unedible octopus and paying too much for it.

Comida gallega auténtica. Recomendación Fabes con almejas. Caldo Gallego. Te ponen una olla para cada uno y puedes repetir, Lacón con Cachelos. Pimientos del Padrón etc.
Atención de camareros excelente. Nos tocó uno de nombre Carlos, que estuvo pendiente de nosotros en las mínimas cosas. Hay menú, mejor entre semana. Fines de semana lleno. Volveremos seguro. En la calle hacía frio y los caldos clientes se agradecían

El centro gallego ni idea de como es no he estado nunca pero aprovecho para decir que podrían renovar ese edificio es horrible. Está en enclave principal de Madrid y no puede ser más cutre. La fachada necesita una modernización.

Un ricon de Galicia en Madrid
Buen restaurante donde degustar todas las recetas de cocina de galicia
También realizan las actividades culturales propias de ese centro
El personal amable y profesional
Precio económico
Instalaciónes acectables
Recomiendo su visita
Muy buenas vistas a la plaza de benabente

La comida buena, servicio correcto. Calidad/ precio aceptable. La carne de las hamburguesas pueden ser mejorables.

Le doy una estrella, porque si le doy menos no puedo escribir la reseña. Pedimos varias raciones y no tenian ni la mitad. Nos pusieron unas galletitas Tuc medio destruidas y un pincho de tortilla fría y tomate a rodajas como aperitivo. Lo peor estaba por llegar. Nos trajeron el vino y solo le faltó abrirlo agarrándolo del sobaco. El agua, tibia. Los vasos rotos y el mantel sucio. La decoracion del local era como darle al boton de aleatorio del Ikea. Las sillas unas de madera, otras de plástico. La empanada gallega había pasado mas frio que los pingüinos de la Antártida. Vino recalentada y se caía a cachos. El Pote Gallego era de bote y sabía a agua sucia. Ahí nos retiramos. Si llegamos a pedir la oreja a la plancha igual aparece el camarero sin ella. Un desastre.

Lo mejor: salir de ahi cuanto antes, bajar al bar de abajo y reírte de lo que acaba de pasar.