FINCA EQUILIBRIUM, Torrelaguna

Sitio bonito pero la calidad y la cantidad de comida no corresponde para nada con el precio tan alto que tiene. Parte de la comida se ha servido fría, recalentada o pasada.

Un sitio fantástico para pasar todo el día. Nosotros vamos desde hace algunos años. Se puede montar a caballo y tomar clases de equitación y luego quedarte a comer. Los dueños son encantadores y las chicas que enseñan que llevar los caballos también. Quién una carta bastante agradable y todo está muy bueno sobre todo la tortilla de patatas.

El campamento ha sido un desastre, en ningún momento nos dijeron que en la semana elegida solo iban 3 niños y dos no dormían en el campamento por lo que para mi sobrina no ha sido lo que esperaba ni parecido ya que la mayoría de actividades ni si quiera podían hacerlas, fatal experiencia. Podrían avisar al menos de que semana había más niños. Eso sin contar que la piscina era una hincharse. Muy descontenta ya que es algo caro y que esperaba con ilusión.

Demasiado caro, podrían tenerlo lleno ya que la comida está muy buena pero se te quitan las ganas de volver. No repetiré.

Celebramos la Comunión de nuestra hija, 21 personas, todo fenomenal! Servicio, comida, cantidad, atención.un gran día inolvidable!

Celebramos la 1a Comunión de mi hija, éramos 15 y fué todo un éxito. Comida fenomenal y el sitio una maravilla. Muy buena atención. Gracias por todo.

Buenos Calçots y entorno con terraza muy agradable. Servicio bastante bueno. Lo peor, los embutidos (habría que mejorarlos)

Llegamos a las 14: 10, nos tomaron nota a las 15: 00, nos dejaron con la bebida un buen rato y encima me levante para coger las copas de vino, la comida llega super tarde, total de comida 4 horas para luego decirte que no puedes montar a caballo que para eso fuimos en realidad. Un descontrol total de todo. Una auténtica pena por que el sitio es muy bonito

Voy a ser muy breve: se paga la finca, no la calidad del producto ni muchísimo menos la calidad del servicio.

Una decepción absoluta, no lo recomiendo.
Precio extremadamente inflado para la calidad de los productos y aún más para la del servicio, lento, ineficiente y creo, que inexperto (sin referirme en absoluto al camarero jovencito).

Una vergüenza hasta el estado del parking, embarrado hasta decir basta.
La excusa de Filomena estaría genial si no hubiera ocurrido ya hace más de un mes.

Merece la pena ir, la finca es preciosa, la comida buenísima y los camareros majisiimos. Lo único hay que tener en cuenta que los menús los sacan mínimo para dos, compensa ir 4 y coger dos menús porque son abundantes.

Buen sitio y muy buena presentación de la comida, se ve todo muy tranquilo, pero la tarreza no tiene ningún resguardo del frío, aparte de que tuvimos que pedir repetidas veces bebidas para recargar y estuvimos prácticamente 1 hora para tener la comida, se ve que andan corto de personal y son muy desatentos.

El lugar es agradable y la comida aceptable, aunque el servicio deja mucho que desear. Los encargados no sabían dónde sentarnos, y eso que habíamos reservado mesa. Les pedimos mesa al sol, tres adultos y un bebe. Hacía bastante fresquete y estaba vacío. Nos dicen que ya estan reservada pero no dudan en cambiar a un grupo que tenían mesas a la sombra y llegaron detrás de nosotros. Me mienten descaradamente. Mal empezamos y no mejoró, lentos y mal organizados (excepto los dos camareros más jóvenes, que estuvieron muy atentos). No merece la pena el viaje, el dinero y el tiempo invertido.

El lugar es maravilloso para ir en familia y ver los caballos. En plena sierra madrileña un lugar precioso para comer y pasar el día.
Tienen calçots, pero no es calçotada catalana de verdad, es un menú degustación (escaso) de calçots con su romescu muy ricos pero muy caros. 22€ por 10 calçots. Una "escalibada" del chef y una longaniza con munlletas.
Si se busca la auténtica calçotada, no lo es.

Hemos ido a comer con reserva, el sitio es bonito pero la atención deja mucho que desear. Más de dos horas y media para comer de menú, muchísima espera teniendo en cuenta que fuimos a las 13: 30. La butifarra la hemos tenido que pedir varias veces tras llevar dos horas allí comiendo, al igual que el vino, salsa. Todo en general. Tras pedir muchas veces la cuenta durante más de media hora y ya quedando muy poca gente en terraza nos la han traído. Los menús correspondían con dos botellas y media de vino y habíamos pedido 3, pues la tercera la hemos pagado entera, al igual que el agua que habíamos pedido. Ni un detalle por las esperas, ni una explicación, claramente se habían olvidado de nuestra mesa porque gente llegando mucho más tarde ha recibido antes el postre.

Soy Josep, llevamos en el establecimiento 2 horas. Hemos pedido unos Calçots los cuales estaban ricos. El problema viene en el momento de estar esperando los segundos, 40 minutos de espera, y tras reclamarlo, nos intentan justificar que mesas aledañas que han llegado mucho más tarde que nosotros, habían pedido un menú, siendo mentira. Tras confirmarlo en la cocina, nos dan la razón.
Mientras seguimos esperando, con más hambre que Carracuca rozando las 16h de la tarde, nos ofrecen la invitación de la friolera de dos cañas. Cuidao que detallazo.
La odisea no queda ahí.
Después de los segundos, pedimos el postre (brownie, minúsculo.) y tardaron otros 15-20 minutos.se adjunta foto donde puede apreciarse la ridiculez del brownie en comparación con una cucharilla.

Hablando de la carne, aparte de llegar muy muy tarde, ni siquiera estaba bien hecha y en ningún momento nos han preguntado el punto de la carne.
Algo que en la horquilla de precios en la que se mueve el restaurante, se entiende que la calidad tanto del producto como del servicio sea minimo, correcta.

2: 30h después, seguimos aquí. Esta vez esperando la cuenta. Un desastre.

P.d: me adelanto a la respuesta del restaurante: no vale la excusa de San Valentín, porque el restaurante en ningún momento ha estado lleno.

No lo recomendamos aunque fuese el único lugar de calçots de la Comunidad de Madrid.

A dos minutos de Torrelaguna, es un antiguo caseron, de grandes salones y ventanales, reconvertido en restaurante. Fuera un gran espacio de terraza, aunque sin grandes vistas. Cuenta con hípica, que hace la visita más entretenida. La atención es adecuada. En relación a la comida, todo lo que probamos estaba especialmente bueno, aunque con un precio algo por encima de lo deseado. El ambiente es agradable y además tiene los típicos platos catalanes, así que hay que probar!

Mal por los caballos.

El jinete "instructor" que me toco es un poco desagradable de trato. No soporta a los novatos y aun no siendo novato, aburre al caballo cuando yo ya había salido por otro sitio en rutas a campo abierto con otra finca que en esta materia le da millones de vueltas (esto, entre 2007 y 2010). Trata de forma un tanto despótica. Además, muchas veces (esto hasta posiblemente hoy en día), cuando pasamos de largo por la carretera para desplazarse entre pueblos, pueden verse a veces los caballos a menudo famélicos, que parece que no los cuidan. Si estaban así cuando la economía iba más o menos bien, ni me lo imagino hoy en día en plano caos de país.
Da mucha pena verlos tal cual. Espero que estos caballos vayan a otra finca, bajo otro dueño y se los traten bien, les den de comer, les protejan de las heladas y tormentas.y que esta solamente se dedique a tener un restaurante y con un jardín pintón.

Sitio muy recomendable, muy agusto todo y los camareros Felipe y Pedro destacable el servicio y la forma de atender. Gracias

Pedimos el menú Calçotada.
Muy buena cantidad, los calçots estaban espectaculares, y la salsa romesco casera estaba riquísima.
El personal fue muy amable, y el ambiente muy agradable.
Muy recomendable.

Entorno agradable, si el tiempo acompaña elegid terraza! Los calçots muy ricos. Hemos pedido varias cosas de entrantes y muy bien. Nos hemos sentido algo desatendidos por el servicio y el precio del segundo nos ha parecido muy elevado por la cantidad de la ración, eran las delicias de pollo a la brasa. Volveremos a ver si la próxima mejor.