Jesús Camblor, Majadahonda

Carecen de una total falta de educación y trato al cliente, tanto el dependiente como la dependienta dejan mucho que desear en todos los aspectos. El establecimiento en sí es muy pequeño, con género de contadas firmas (con un claro sobreprecio comparado con otros lugares) y falto de limpieza, con polvo y suciedad en los probadores y en las prendas (ello denota que no deben vender mucho y no es de extrañar…). Sin duda alguna mejor trato y asesoramiento en cualquier tienda de Serrano en Madrid, así como en El Corte Inglés, tanto en sastrería como en firmas, no volveré y desde luego no se lo recomendaré a nadie de mi entorno, pésimos.

Una experiencia pésima.

La atención horrible, con un dependiente sin ganas de trabajar ni intención de ayudarte en tu elección. Únicamente se limita a sacarte los trajes que elijas (y a regañadientes) y sin darte la opción a probartelo porque debes traer tú una camisa blanca de casa, no pueden dejarte una de las miles que venden.

Creo que ha sido la persona más desagradable que he conocido en mi vida. Si queréis pasar un buen día, no es el lugar.

Estoy encantado con el hombre que me atiende, sabe como elegir mis trajes y smoking, le conozco desde hace poco y en 2 meses ya me he comprado 1 smoking para noche vieja y 1 traje gris.

Saben como atenderte personalizadamente, es lo que me gusta de esta tienda.

Cada vez que te atienden se toman todo el tiempo y toda la dedicación para elegir el traje que te va a sentar bien.

Está claro que el siguiente traje que compré será en esta tienda.

La ropa muy bien, encontré exactamente lo que buscaba y la atención fue muy profesional, además de buenos consejos.

Impresentable el vendedor. Nada más entrar me dice lo que tengo que ver y lo que no puedo tocar porque es de puro paño italiano. Me vería con cara de comprar barato. Al minuto me fui. Hay muchas tiendas queriéndote tratar bien.

La peor experiencia que he tenido con un vendedor. Clasista, maleducado, soberbio, antipático, comentarios totalmente fuera de lugar. Todo lo demás pasa a un segundo plano, no merece la pena ni acercarse por allí.
Ese señor no deberia trabajar de cara al público, no sé ni cómo sigue ahí. Vergonzoso.