Milos, Madrid

El sitio consigue la ambientación griega, ya sea por la decoración como incluso la música de fondo. No es muy grande por lo que podrás tener algo de intimidad. Además el espacio tiene una luz tenue.

La comida me ha parecido muy auténtica y con un toque propio del restaurante. Personalmente eché en falta más platos vegetarianos, que no fueran solo ensaladas.

El personal es muy amable, pero mejoraría un poco la atención. Tardaron bastante en atenderos pero tal vez fuera por la carga de trabajo de ese día.

Recomendaría hacer reserva previa.

La comida está riquísima, pidas lo que pidas estará bueno. Aconsejable 100% es uno de mis sitios preferidos

La comida muy buena, aunque un poco escasa, Muy buena gente. Lo negativo y por lo que no voy a volver más d que no puedo estar 40 minutos esperando la comida. Una pena.

Un restaurante muy agradable, con buen servicio y buena comida. Buena relación calidad/precio y tienen también menú del día por menos de 12 €

Ya había ido hace 5 años con unos amigos y mantenía un buen recuerdo. Y hoy he vuelto a ir, pero esta vez con mi pareja. Y no hemos podido salir más encantados. La ensalada, los principales y el postre estaban tremendos. Y la atención de la dueña ha sido de 10. Explicándonos cosas, diciéndonos que podíamos contar con ella en caso de querer visitar Grecia para tener consejos de lo que ver, etc. Desde luego que repetiría y lo recomendaríamos a todos nuestros conocidos.

Hacía años que no comía en un restaurante griego y he salido con un gran sabor de boca.comida bien echa para mi gusto.las berenjenas espectaculares como la carne.los camareros muy atentos simpáticos y con buenos consejos a la hora de decidir el que comer.seguro repetiremos

Hemos visto malas opiniones de otras personas sobre el servicio. Nuestra experiencia ha sido totalmente opuesta. Muy amables y atentos en todo momento. La comida nos ha convencido por su sabor. Los precios adecuados para lo que tomas. Un buen lugar en el que probar algunas especialidades griegas.

Todos los platos riquísimos, el trato fenomenal con explicaciones de cada uno de los platos y el postre ”ekmek” espectacular.

PÉSIMA atención. La "encargada" una antipática y maleducada, el camarero hacia lo que decía ella.
Nos trajeron una botellita individual de casera empezada y casi vacía y, como le pedimos otra, nos dijo que hasta que no acabáramos lo del vaso, no la traería.
Cómo no le gustó que se lo pidiéramos, nos hizo el vacío, sirviendo a otras mesas que se ocuparon después de la nuestra.
Al cabo de un buen rato, sin tomarnos siquiera nota de la comida nos tuvimos que ir, previo pago de la insuficiente bebida y rellenando la hoja de reclamaciones.
Una pena, con lo bien que funcionaban hace años.

La comida estaba buena, pero es lo único que salva al local de no ser una auténtica vergüenza. El camarero un impertinente, que no recordaba la mitad de la comanda, y hacía comentarios que daban la sensación de que le molestase que fuéramos a cenar. La camarera no se sabía si era impertinente también o quería hacerse la graciosa, sin conseguirlo. Es decir, el servicio lo más deficiente que he visto, poca atención al cliente y muchísima lentitud. Para rematar nos querían colar platos que habíamos pedido, y no nos han traído, en la cuenta con intención de cobrarnoslos, y a la hora de decirlo todavía ponían mala cara. No lo recomiendo ni a la gente que más detesto.
PD: las vueltas jamás las devolvieron.

Solemos ir a este restaurante desde hace tiempo y esta última visita no nos ha gustado como las previas.
En principio el servicio no ha sido tan bueno como otras veces. Con reserva a las 13: 30, al llegar nos dicen que es muy pronto y que volvamos en un rato, a menos cuarto o así.
Luego tardan bastante en tomar nota y en cobrar. Se les acaban las botellas grandes de agua, no saben si les queda yogur griego para postre.
Y las raciones de los entrantes creo que han menguado.
Los precios creo que ahora son altos para lo que comes: unos 30€ por persona.
La calidad, eso sí, buena como siempre.