Restaurante Don Giovanni, posterior

Uno de los mejores restaurantes italianos de Madrid, atención excelente, bodega muy interesante y la cocina de Andrea Tumbarello, referencia.

Comida muy normal para la fama que tiene. El sitio, muy mejorable porque tiene pinta de restaurante no vintage, sino viejo. Lo mejor, con diferencia, el servicio y la amabilidad de los camareros.

Magnifico local, pequeño pero acogedor, con una olor a pizza italiana que no te deja indiferente, personal de sala agradable y con profesionalidad, dispone de una amplia carta italiana, en nuestro caso optamos para cenar de una pizza Vivaldi, que estaba super buena, con una masa en su justa medida y con la cantidad de ingredientes adecuados, la acompañamos con un tinto de verano y un tercio que repetimos en el bebida, por el servicio indicado pagamos 18,50€
Dispone de mesas en la calle aunque nosotros optamos por cenar en su interior.
Recomendable si te gusta la comida italiana, yo repetiré.

Restaurante italiano digno de matrícula de honor. Calidad suprema en todos los sentidos. Nos hemos sentido tratados como en casa. Mi chica eligió un plato de pasta de alto coste que, finalmente, no le acabó gustando y elegimos otro totalmente diferente y más barato. Al final de la cena, en el momento de pagar, vimos que no nos habían cobrado el plato que no le gustó. Fue un detalle de mucha clase y categoria. Entonces, si ya ibamos a volver por la calidad del restaurante en términos generales, ahora, con más razón volveremos en nuestra próxima visita a Madrid si o si. Son detalles que marcan la diferencia y nos llenan de orgullo y satisfacción. Gracias, gracias y gracias.

Una vez y no más
Una vez y no más. Habíamos escuchado mucho de él en la tele y aunque las críticas no eran buenas le dimos una oportunidad. Eso sí, fuimos habiendo desayunado bien fuerte, e hicimos muy bien.
Pedimos: burrata (bien), spaghetti al pesto (demasiado al dente y muy poca cantidad), lasaña (muy buen sabor) y torrija (rico también).
Si digo que no volvería y no lo recomendaría es por dos cosas: por la cantidad de los platos (de pena que no te pongan algo más) y por el precio de la bebida (nunca había pagado tanto por un agua).
Cambien estas dos cosas y me plantearé volver. Hasta entonces, iré a sitios donde una botella de agua no pase los 4 euros.

Un sitio por el que siempre pasamos a comer cuando estamos en Madrid. Especialistas en trufa negra. Nunca decepciona