Restaurante La Jauría, Madrid

Hoy caminando por Malasaña buscado donde trapear descubrí La Jauría, un lugar acogedor con una decoración peculiar. Tenía un buen ambiente tranquilo, justo lo que estabamos buscando. La atención por parte de Alfredo fue muy buena nos recomendó varios platos excelentes (tortilla casera con trufa, croquetas, ensalada de tomate rosa con bacalao y flautas de ropa vieja). Tienen un par de cervezas artesanales buenas y Estrella Damm tirada.

Lo único "malo" es que tardaron mucho en traer la comida, supongo que es porque estaban con poco personal siendo dia entre semana.

Nuestra primera experiencia gastronómica en Madrid. Muy acogedor, hay q probar las croquetas y el exquisito vermouth de la casa. Recomendable.

Algo caro, en lo que comimos fue 16,70 y de beber un nestea y un vaso de sangría, subió a 24'70 la cuenta, no creo que vuelva.

Comida y tapas sin gluten, de los pocos sitios en Madrid que no es un italiano o un burger que tienen toda su carta sin gluten, con eso ya lo digo todo.
Vermut riquísimo, tortillas de patatas y demás tapeo excelente.
El sitio se le ve un dejado, oscuro y tiene ese aire decadente de los cafés de principios de siglo xx, pero es lo que crea una atmósfera genial.

Se llena, vaya si se llena, así que conviene reservar para comer o llegar pronto. No tiene terraza y aparcar por esa zona a de ser en alguno de los parkings subterráneos de la zona.

Lo recomiendo, un must en Malasaña.

Dos estrellas solo por la ubicación, en el centro de Malasaña, la sangría excelente y por la buena voluntad de la chica que intentaba hacerlo todo sola desde el servicio de barra a mesa hasta los pedidos que nunca llegaban y había que solicitar constantemente en la cocina.
Los platos llegaron mal después de mucho tiempo de espera, algunos platos no estaban disponibles al pedir por falta de productos, y los platos que llegaron no sabían lo que había dentro, ver croquetas. No lo recomiendo para vegetarianos. Ahhh última joya, menú solo en español (foto con traducción del teléfono, pero incomprensible) y nadie que hablara siquiera inglés.

Una caña 3 euros, sin tapa, y a las 15: 50 han cerrado la cocina cuando he escuchado 3 min antes que a las 16: 00.
Pero con una caña a 3 sin tapa me vale, lo demás lo entiendo

Coqueto y relativamente tranquilo en esta comcurridisima zona.
Tapas con un punto original y buena carta de cócteles. El vino, normalito.
El comedor es agradable y la barra perfecta para picar algo entre amigos

La comida muy mala.
La tortilla la tuvimos de devolver era imposible de comer por lo salada que estaba.
El rissotto parecía una sopa de arroz.
Las croquetas estaban congeladas por dentro.
La verdad no volvería a cenar.

No fue nada mal y los precios para menú del día incluso son bajos para la ubicación del restaurante.
Se come bien, no es para grandes celebraciones, pero está bien.
La sopa de cocido estaba riquísima!

He ido tres veces -a distintas horas y días de la semana- y he salido siempre satisfecho. El ambiente es agradable; el servicio, ágil, y las camareras, muy amables.
Todos los platos que he probado estaban deliciosos y casi todos los de la carta son aptos para celíacos (como yo). Nunca he tenido ninguna secuela, así que parece que no contienen trazas: están perfectos en ese sentido.
Quizás el plato del falso canelón no me gustó tanto porque, aunque está muy bueno, la textura gelatinosa hace que sea algo difícil de tragar.
Por lo demás, la carta y sus precios son razonables.
Volveré

El vermú, pese a las críticas, muy mal. Vaso diminuto con un hielo industrial (que ocupaba todo el vaso) y lleno 3/4. En resumen, un dedal de vermú que no me llegó ni para dos sorbos a 3,5€. Lo siento, pero no me gusta que me timen, no volveré.

Platos más que promedio, ambiente promedio y ambiente muy oscuro.
El servicio es muy largo, además los platos recibidos no eran buenos.
No recomiendo este establecimiento.

De pasada, sin mucha expectativa pasábamos por allí y entramos. Pedimos el vermut macerado, muy rico. El ambiente estaba bien porque no habia mucha gente (jueves 23hs aprox) y pudimos disfrutar de la decoración y la musica. La chica de la barra muy atenta. Destaco gratamente que es un sitio dog friendly, eso le suma mucho al lugar.

Restaurante pequeño con decoración original, lo mejor sus platos bien elaborados y con buen precio, prácticamente toda la carta sin gluten.

Un local auténtico en el que puedes tomar un aperitivo con la mejor música o comer un rico menú, los platos de Cecilia son deliciosos y su conocimiento sobre vino del mejor sumiller! Los domingos además hacen Pinta Y Cata.una experiencia en la que pintar con 3 vinos diferentes con su correspondiente maridaje! Una maravilla

Restaurante con menú del día a 13€ bastante bueno. Sitio pequeño pero muy agradable. Los camareros simpáticos. Vale la pena repetir. Las crema muy rica y las alcachofas naturales y no de bote, cosa que se agradece bastante

Un lugar agradable donde comer o tomate algo. La comida está buena y las raciones son medias, con buena calidad. El trato agradable y bastante eficiente (aunque se olviden de partes de la combada a veces). Estando situado a escasos metros de la Calle Fuencarral es una muy buena opción.

Precios excesivamente caros. Desorbitados. Fuimos mi pareja y yo la tarde de fin de año. Una Coca-Cola, 5,70 € y una pinta 7,90 €. Cuando protestamos por el precio la camarera se excuso diciendo que era por la fecha. Reitero, era fin de año, pero por la tarde. Ni había música ni nada especial. Para no volver

Fuimos con muchas espectativas ya que tiene una amplia carta de productos sin gluten.
La decepción nos llegó cuando la persona que nos atendió nos sugirió comer de menú ya que si pediamos otra cosa fuera del menú tardaría mucho