Salvador Bachiller - Alberto Aguilera, Madrid

La comida es muy de batalleo, escasa y cara. No merece la pena ir a cenar. Es más un sitio para un brunch o tomarse un cóctel, o tomar un café para contemplar la decoración que es muy bonita. Estuvimos esperando casi 20min a que nos tomaran nota para la bebida, tuve que levantarme a pedirselo a las camareras que había en la barra.
No repetiría.

Para empezar es uno de los restaurantes más bonitos en los que he estado, en cuanto a decoración. Pero eso cambia en cuanto al servicio, muy lento, tardan muchísimo, pero al menos fueron agradables y educados

Carta escasa, postres súper dulces, precios nada low cost, atención para un aprobado.
Lo único que llama la atención es la decoración.
Para hacerse fotos está bien, pero nada mas se le puede pedir.

Nuestra experiencia ha sido muy positiva. Cierto que como sabíamos que estaba muy solicitado, reservamos a las 15: 30 h para no tener tanta gente. El sitio decorado es precioso, cuidado al mínimo detalle. Ideal para parejas. La comida, al menos lo que probamos, sabroso y original. Volveremos y traeremos gente.

En resumen antes de contar mi experiencia3

-Lugar precioso para cenar con buena música y buen ambiente.
-La margarita vale la pena
-Los nachos están bien pero no son del más allá
-La carta es un poco costosa
-La parte de abajo es mucho más bonita

La atención del lugar es verdaderamente decepcionante, esperamos 30 minutos para tomar algo, llegamos a las 19 y a las 19: 30 nos dijeron que no tenían espacio porque todo estaba reservado para la cena, sin educación y pasando, lo que no entiendo es que el lugar a esas horas no estaba nada lleno, quizás porque es nuevo y tienen muy mala gestión de personal.

Cuando finalmente nos atienden pedimos cambiar de mesa (porque estábamos arriba y literalmente éramos las únicas arriba) una camarera muy agradable nos cambia, y otra con el pinganillo le llama la atención delante de nosotras, cosa que me parece de mal gusto.

Siento que puede ser un boom al ser nuevo y estar bien decorado, pero hay que pensar que si la atención es pésima y la carta no ofrece nada especial, la gente irá a tomarse la foto y no volverá.