Sidrería la Posada, Madrid

Servicio lento y la comida muy normal, el cachopo recomendable, en cuanto al ambiente tuvieron un detalle muy feo, cuando habíamos terminado de cenar pedimos una copa y nos quitaron el aire acondicionado, para que no fuesemos antes, si van cerrar lo suyo es que lo habisen.

Comida sin mas. Caro para la cantidad - calidad. El cachopo no es asturiano (un cachopo asturiano es el doble de grande). Una auténtica vergüenza que te cobren los hielos. Para no volver.

Impresentables. Me han quitado la mesa reservada por 10 minutos sin nisiquiera llamar para confirmar. Poca seriedad no vuelvo ni yo ni nadie de mi entorno

No nos cansamos de entrar cada vez que podemos, personal increíble, servicio muy bueno, en definitiva, merece la pena.

Fatal. Tensión entre los camareros. No tenian revuelto de morcilla a la hora de la comida, cuando era un basico antes.

Los camareros cada día peor para servirte un café tardan un montón de tiempo nada es como antes cuando lo llevaba Camilo y la comida mejor ni comentarlo pedimos unas patatas bravas y el tomate que era tomate Orlando frío echado por encima de las patatas y las demás relaciones también sin comentarios los precios excesivos claro habrá que pagar la reforma no lo recomendaría a nadie y claro tampoco volvería

Este año la comida familiar ha sido un acierto, hemos comido en La Posada, la comida riquísima, abundante, con una presentación impecable e innovadora. El trato excelente. Éramos 16 personas, de todas las edades, y todos hemos quedado encantados

Han hecho una buena reforma, con un salón con mucha luz y muy cómodo. Buen servicio y buena comida.

Me encanto el cachopu, Fermin es un artista del faranduleo controlado en la medida de lo posible sin llegar a desbaratar estado alguno

Desde la reforma ha perdido algo de calidad. Hay menos coMida en las raciones y el precio, a mi parecer, ha aumentado. Ya no tienen cazón en adobo, cosa que echamos en falta cuando volvimos. Está bueno, pero ya vamos menos por las razones anteriores

He venido en otras ocasiones, y desde luego antes estaba mejor.
Con la reforma ha ganado. Pero ha bajado el servicio.
Las raciones han menguado muchísimo, todos en la mesa coincidimos que era poca cantidad aparte de como lo sirven en una pequeña cesta con papel. El sabor se conserva pero ha bajado la calidad en el servicio.
Los camareros ninguna queja, serviciales y profesionales.

Super recomendable. El trato del personal excelente y la comida espectacular a un precio asequible.

Desayunos con café sabor a poso y trapo de fregar.
No vas a encontrar nada más que tostada y porra, nada alergias o intolerancia porque la camarera ya te gira la cara para que no tener que contestarte, también es cierto que esa mujer crea el mal rollo que se respira en este bar.

Local recientemente reformado, más luminoso y decoración moderna. A cambio ha perdido la poca imagen que tenía como lo que se considera una sidrería tradicional. Amplia terraza en calle semi peatonal, separada la zona destinada a comidas por pequeños biombos de cristal y maceteros con plantas de plástico. Desde que cambio de propietarios, el negocio ha ido sufriendo cambios y dando bandazos, ahora que parece que se ha asentado en lo que será su línea definitiva no me convencen algunos de los cambios introducidos.
La comida ha sufrido todo un vuelco, se conserva algún plato de los que le hicieron ser un lugar de referencia, han introducido bastantes nuevos y otros de los antiguos con un toque de eso que llaman comida fusión que no aporta nada espectacular. Eso sí, la cantidad de la raciones antes generosas han menguado ostensiblemente. El cocido, plato que fue estrella, al nivel de los mejores de la comunidad de Madrid, paso a ser del montón gracias al toque de “confusión”, menor calidad del producto y escasez de la ración. Anteriormente veías pequeñas diferencias de un plato a los otros, ahora todos son clones exactos como si hubieran contado los garbanzos y pesado los ingredientes con báscula de precisión.
Los precios, ay los precios! La comida en general ha subido el precio y menguado ostensiblemente la cantidad. La calidad de la materia prima se nota algo inferior, si bien el tratamiento en cocina lo llega a compensar en parte de los platos, otros resultan totalmente insípidos, lo cual no deja de ser una merma en su conjunto. El menú diario esta en 12€, más caro y de inferior calidad al que tenían hace apenas un año.
La bebida es cara, pero cara, cara…. Ya no solo de la zona, que lo es en un 25% sino de todo San Fernando, incluso por encima de los bares de copas o pub. Eso sí, a cambio te sirven unos “generosos” aperitivos tales como: aceitunas o lonchas de queso traslucidas. El tercio a 2,75€, refrescos 2,80€, cubata DYC 6€, importación de 7€ para arriba. Precios normales si los tenemos que pagar en el centro de Madrid o ciertos barrios que todos sabemos, solo que aquí estamos en San Fernando de Henares, pueblo de trabajadores y gente en su inmensa mayoría con el bolsillo ajustado, más en los tiempos que vivimos.
El ambiente también ha cambiado, antes podíamos encontrar mucha gente del pueblo y algunos llegados de fuera, ahora es todo lo contrario. Para nosotros era un lugar de encuentro con amigos y conocidos en un ambiente casi familiar, ahora se ven muchas caras de fuera y algún alma del pueblo en un ambiente pseudo pijo.
El personal es atento, atiende correctamente y en tiempo prudencial. Es de lo mejor del negocio, hay que decirlo.
Resumiendo, de ser uno de nuestros sitios predilectos ha pasado a ser un lugar donde vamos muy de cuando en cuando, al igual que bastantes de los amigos con las que solíamos parar allí. No hay que andar muchos metros y tenemos otros locales a precios más económicos y calidad similar o superior.

Tras la reforma ya no es la sidrería acogedora que siempre fue. Ahora es un lugar estilo moderno minimalista. Ya no es una sidrería. Ha cambiado en todos los aspectos.
La cocina también ha cambiado notablemente, tanto las raciones como el menú (12 €) ya no son la típica comida sabrosa y generosa estilo asturiano.las raciones han pasado a ser mucho más pequeñas y el menú si estás acostumbrado a cómo se comía antiguamente en ese lugar, ahora te irás con hambre. Platos grandes y cantidades pequeñas al más puro estilo moderno de diseño.
Para gustos colores y con todos los respetos, esto es simplemente una crítica constructiva pero normalmente cuando hacen una reforma en un negocio por desgracia pasan estas cosas. No se sabe si es por cambio de dueño o política de empresa pero ha sido una gran perdida en San Fernando. Ojalá volviera a ser la sidrería de toda la vida.

Se tapes bien. Te atienden rápido. Tienen una terraza bastante grande. Las patatas con cabrales están muy buenas. La tapa con las bebidas es escasa y se puede mejorar. Están en una calle peatonal.

Robo. Sentimiento de haber sido estafado.
RE: mi percepción es objetiva; las raciones son de tamaño irrisorio. Si escatimaís producto para ahorrar en costos, la gente lo nota, no somos tontos. Además los precios por una ración de ese tamaño son un insulto a la inteligencia.

Muy cambiado tras su reforma.

Tan sólo probé sus famosas patatas al cabrales y fueron toda una decepción, patatas muy duras con una fritura muy extraña y su salsa al cabrales sin sabor, parecía queso de los nachos.

Nada que ver con sus antiguos platos.
Le han quitado el alma a este restaurante.

A veces es mejor que los recuerdos permanezcan.

La conozco desde hace muchos años y siempre he ido allí con amig@s para que disfrutaran de la buena tortilla o sus deliciosas tostadas con tomate, la comida siempre estaba de lujo.

He de decir que ahora la tortilla no es la que era y alguna cosilla ha cambiado también.

La atención es muy buena, muy familiar. Eso no ha cambiado y da gusto siempre volver.

Buena experiencia, han hecho una gran reforma manteniendo la idea original pero adaptandose a los nuevos tiempos. Buen trato, buen servicio. La comida estupenda, si hay que poner algun pero es la cantidad servida en cada plato que quiza es algo escasa por ejemplo con el arroz con pulpo. Lo demas estupendo.