Arrocería Restaurante La Parrilla, Platja de Gandia

Al comienzo el servicio muy atento, ya que no había mucha gente, una vez que se llenó la terraza la atención bajo un poco.
La ensalada estaba muy buena, pero el arroz negro un poco mejorable.

Desorganización total, nos sirvieron 3 platos que no pedimos y luego pedí un allioli que nunca llegó. El arroz medio pegado a la sartén. Un camarero que parecía el jefe con la mascarilla bajada tocándose la nariz antes de poner los manteles.fatal.

Estupendo! Los arroces están muy bien hechos y la atención es inmejorable. Amables, eficientes, rápidos y con mucha profesionalidad. Comimos el primer día, inmediatamente hicimos reserva para el siguiente.

Solo dire dos cosas, las medidas anticovi no existen, y el trato del jefe para los empleados me recordo lo que debia ser la esclavitud.
Con esto por delante da igual la comida

Los trabajadores ejemplares sobre todo Guzmán, la comida muy buena pero ese jefe que tienen es un grosero, trata muy mal a los trabajadores y se coge confianza con los clientes como para darnos una contestación perdiendo el respeto, ya no volveremos hay más restaurantes que se come muy bien y no tenemos que ver esas situaciones que nos hacen sentir incómodos, no lo recomiendo

Y porqué no se puede valorar peor…

Hace poco estuvimos en Gandía, y cómo cada año reservamos para comer aquí, pues bien, no tiene nada que ver, para empezar reservamos arroz al realizar la reserva de la mesa, cuándo llegamos ni si quiera se ponían de acuerdo entre ellos por lo que nos dijeron que no había ninguna reserva de arroz.
Pedimos entre otras cosas, cazón adobado, no os podéis imaginar lo malo que estaba, pura fritanga, más del 50% era rebozado, el pan con alioli que te ponen para entretenerte horroroso, se ve que ponen las barras de pan que sobran del día anterior, no sé podía ni comer de lo duro que estaba. En fin.

Lo que más me dolió y lo que me lleva a poner esta reseña tan negativa realmente no es la comida, que siempre ha sido aceptable hasta hace un tiempo atrás, lo peor de la experiencia es ver como los camareros, incluso el propio dueño se dedican a atender a las mesas con la mascarilla por debajo de la nariz, a los que por favor llamamos la atención pues no resultaba cómodo, pues bien, las dos cocineras directamente NO LLEVAN MASCARILLA! Y no sólo eso, una de ellas incluso entra y sale constantemente para servir las mesas SIN ELLA, le da exactamente igual todo.
Hablamos con Juan, el dueño para repetir que no nos sentimos cómodos al ver tal situación, que estamos en una pandemia y que las normas están para cumplirlas, esperábamos al menos una disculpa por su parte y que cada empleado hiciera un uso correcto de las mascarillas como era de esperar, PUES NO! Lejos de eso Se acercó a nuestra mesa y con chulería dijo que había 42°C en la cocina y que no podían ponerse mascarilla, lo que leéis! (SEÑOR JUAN SI ESA ES LA SITUACIÓN LE RECOMIENDO CLIMATIZAR LA COCINA DE SU RESTAURANTE Y QUE PUEDAN UTILIZAR MASCARILLA!), después continuó diciendo que no nos preocupáramos QUE LOS TENÍA A TODOS VACUNADOS! Perdona? Lo primero parece que tiene una manada de perros refiriéndose cómo tal (y dudo que estén todos vacunados) y lo segundo, infórmese bien! Las vacunas protegen a la persona que la lleva, no al resto! Nosotros de los 5 comensales que éramos ninguno estábamos vacunados y entre ellos me encontraba yo embarazada y un niño de 3 años.
Y así una tras otra… parecía una tomadura de pelo.

Resumen, eramos clientes habituales desde hace años pero se acabó!