Heladería La Jijonenca, Alicante

Deja mucho que desear, el café granizado solo sabe a azúcar, los helados no tienen ni etiquetas y en general está toda la instalación muy cutre. Precios no muy caros, pero calidad escasa.

Concurro diariamente, el ambiente es familiar y muy bueno. Precios súper competitivos y realmente la atención es inmejorable.

Muy buena localización, terraza con vistas a la playa.

Nos pedimos hamburguesa, patatas bravas y choricitos, buenísimos y bien de precio.

La camarera muy seca, no decía nada, ni siquiera fue capaz de decir adiós cuando nos despedimos.

La típica heladería de a por de playa, con precios ligeramente hinchados, un servicio que deja bastante que desear y los refrescos y la cerveza ni siquiera están bien refrigerados. Mi impresión no fue demasiado buena la verdad. Llegado el momento irás a pasear a la playa y no tendrás más remedio que sentarte en sitios como este para refugiarte del calor. Y con la gente afluencia que tiene la play te sientas en el primer local que te ha una mesa libre, indistintamente de tus preferencias. Pero desde luego a mi no me convenció la heladería.

¿Quién ha supuesto que detesto este lugar? Todo lo contrario. He pasado en él muy buenos momentos. Es un bar que funciona muy bien y me siento muy a gusto en él. Es muy familiar y se come divinamente con precios asequibles.

Local frente a la playa con un servicio muy bueno y unas raciones en la comida muy buenas también, calidad precio ok, salimos muy contentos

Només hi hem esmorzat un dia. Un diumenge del mes de desembre. Era d'hora i no hi havia ni Cristo.encabat va anar arribant més gent.
Els dos xicots que ho porten molt amables i el servei també molt ràpit. No tenien entrepans calents i el de pernil (que vàrem demanar), no eren res de l'altre mont.

Bastante pobre en helados en la esta época. Son rápidos y tienes desde su terraza vistas a la bahía de Alicante. Recomendable.

Ni limpiaron la mesa, ni la horchata era horchata, sino un mejunje dulzón. Pero es que la primera vez que fui, tras un primer sorbo comprobé que el vaso tenía un chorrete dentro anaranjado.