El perro y la galleta, Madrid
Direccion | C. de Claudio Coello, 1, Madrid | ||||||||||||||
Telefono | +34 606 82 24 21 | ||||||||||||||
Horas |
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Sitio web | www.elperroylagalleta.com | ||||||||||||||
Categories | Restaurante, Restaurante de brunch | ||||||||||||||
Clasificacion | 3.5 57 opiniones | ||||||||||||||
Ramas mas cercanas El Perro y la Galleta Castelló — Calle de Castelló, 12, Madrid Bar Galleta Tribunal — C. de Barceló, 5, Madrid Bar Galleta — Corre. Baja de San Pablo, 31, Madrid EL PERRO Y LA GALLETA Chamberí — C. de Carranza, 10, Madrid |
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El perro y la galleta opiniones
57Buenos platos, variedad, el personal nos aconsejó sobre los platos más populares y nos recomendaron cantidad adecuada.
Comida muy buena, servicio poco atento, con ganas de que te vayas para doblar la mesa, nos pusieron una mesa en medio de la sala, mal organizado.
Sitio encantador y el postre buenísimo. Mi mal comentario es al mal servicio. Medio restaurante vacío a las 17: 10 y no te dejan merendar hasta las 18: 00, únicamente en la barra. Guardan las mesas para comidas, que nadie viene a comer, perdiendo clientela que quiere disfrutar de la tarde y prefieren dejarlas vacías. Ni te dejan reservar para la merienda. En mi vida he visto algo parecido. Imagino que al ser de moda, clientes seguirán viniendo, pero las modas pasan. Una pena porque se me queda un mal sabor de boca, ya que el sitio y la comida fenomenales.
Comida rica. La experiencia una pena.
Hemos estado para comer esta mediodía y la atención de la camarera ha sido nefasta. Al inicio nos recordó en dos ocasiones que la mesa la teníamos por 1h y 20 min (nos habíamos demorado 10 min)
La comida la despachaban súper rápido y bueno, en el momento postre… hemos pedido la cookie, y nos dice que nos quedan 20 min de mesa y que la cookie tarda 15 en hacerse…
Nos trae la cookie con la cuenta incluida y sin terminar el postre… nos dice que tenemos que abandonar la mesa, ya que hay gente esperando.
En el ticket ponía que nos había atendido Noura, imagino que es ella, importante la atención al cliente. Y la forma de gestionarlo
Restaurante pésimo. El servicio y la atención lamentable, no saben comunicar ni intentar ser agradables. La comida ya, es otro cantar, unas supuestas croquetas de queso de cabra con nueces y parafernalia que se convierte en una bola de queso seca e incomible. El resto que pedimos como los raviolis y las supuestas milhojas que son revuelto de patatas de toda la vida malísimo igualmente. Para más inri la calidad precio malísima, excesivamente caro para la calidad y servicio que ofrecen. Resumiendo comida para perros.
La comida muy buena, raciones bien servidas y bien presentadas. El servicio algo lento, una de las camareras muy agradable la otra no tanto.
El ambiente genial, tranquilo y un local muy bonito.
Tuve una experiencia bastante desagradable en una de sus locaciones que está en el Retiro de Madrid. El camarero fue bastante grosero conmigo sin razón alguna desde que llegué. Llegamos un amigo y yo, teníamos una reservación a mi nombre y desde que nos asignó la mesa el trato fue muy grosero y con tonos de voz y modos muy fuera de lugar. Al final, hablé con el gerente, de nombre “Humberto” y él se disculpó por la situación. Qué pena que uno vaya a un restaurante a querer pasarla bien con sus amigos y reciba estos tratos. El respeto debe de ser mutuo.
Sin duda, el mejor restaurante de Madrid en mi último viaje. Uno de mis mejores amigos es local y conoce muchos buenos lugares de moda. Pero esta es la joya de la corona. No puedo esperar a volver aquí en mi próxima visita a Madrid, porque por supuesto volveré.
Reservé para cenar por internet. Me dieron a elegir entre dos mesas (éramos 3 comensales) sobre las que caía directamente el chorro del aire acondicionado. A las 20,30 horas había aún muchas mesas vacías. Pedí si podían cambiarme de mesa y la solución del maitre fue que "me sentara en otra silla en la que no diera tan directamente el chorro del aire". Es decir, no me daba a mi directamente pero, si o si, a uno de mis acompañantes. Cuando así se lo manifesté, su respuesta fue que "no tenían ninguna otra mesa para tres" y que "a varias calles de allí tenían otro local en el que tal vez hubiera sitio". Cancelé la reserva en ese momento, por supuesto. No había salido del local cuando me llegó un correo electrónico en el que "lamentaban que no hubiera acudido a la reserva que había hecho". Flipé. Respondí al mensaje, indicando lo ocurrido, pero, por supuesto, no he recibido respuesta. Deben andar sobrados de clientes. Por supuesto, local al que no volver.
El restaurante es muy bonito. Las raciones muy escasas para el precio que tienen, no había visto en mi vida un cachopo tan pequeño, ni en restaurantes más caros que este… Aunque todo lo que pedimos estaba bueno.
Ridículo que pidas una jarra de agua y te digan que solo tienen una para todo el restaurante, tiene que venir a servirte, que claro si la acaban de rellenar y no te toca hielo, suerte…
El servicio correcto aunque poco amable, ni medía sonrisa, parece que les molesta que les pidas nada.
Fui porque me pareció un lugar hermoso; pero los meseros no querían sentarnos; dijeron que había que esperar. Nos dejaron en la puerta como 10 minutos; cuando volvimos a preguntar nos dijo que teniamos que seguir esperando. No es que no habían mesas; solo no nos atendían y fueron descorteses.
Bonito restaurante clásico y decorado con fotos y adornos de perritos atención buena esta vez probé unos postres pero tienen una buena carta.
Lugar muy agradable para una cena tranquila. Tomamos los tacos de pato y el risotto con toro y gambón, de postre la tarta de la abuela. Todo muy sabroso. El servicio muy agradable
El sitio "mola"!
Esta bien ir a un sitio donde la propia decoración ya te deja embobado admirandola.
He de decir que no soy objetivo ya que tengo perro.y saber que fue el primer restaurante que dejó entrar perros en Madrid pues.como que hace que todo te guste más.
La comida muy original y sabrosa.
El trato del personal, atento.
La decoración del local está muy cuidada y su tarta de queso es sin duda un plato imprescindible. Volveremos a seguir probando la carta!
Una deserción, los camareros tras vernos esperando con un bebé y un niño en brazos, pasaban de preguntarnos, atendernos, podían acercarse y decirnos está todo reservado! Pero ni tan si quiera eso ….
Un brunch muy recomendable. No es el típico con toda una sucesión de platos, sino que pides según el apetito que tienes. Comimos unos benedictine, un pincho de tortilla y una tarta de queso. Nos queda pendiente probar la tarta de galletas, que tenía una pinta excelente. Además, esta situado próximo al retiro, pta de Alcalá, Cibeles, por lo que tras comer, puedes dar un paseo por todo el centro de Madrid.
El sitio encantador, el personal también y atento. Los platos he probado el Tartar de atún y muy bueno pero el Tataqui la mitad de los trozos llevaban unas hebras que eran la mitad del bocado, ni se podían masticar, quiero pensar que me ha tocado el trozo malo porque si esa es la calidad suelen poner deben plantearse cambiarla.
Buen restaurante de la cadena con una comida exquisita y muy buen trato por parte de la camarera. Los únicos peros, el servicio fue lento y la escasísima iluminacion del local que impide en algunos sitios ver con claridad lo que te estás comiendo.
Mal servicio, 20 min esperando desde que te sientas hasta que les llamas para que te atienda, el supuesto encargad@, que te toma nota no se conoce ni los platos, le pregunta por la composición de un plato y tiene que preguntar a 2 compañeros hasta que viene 1 un@ y te medio dice la composición medio bien. Tempura de de gamba copia de otro restaurante, tempura reblandecida, hamburguesa muy buena pinta, risotto de boletus y queso, mucho queso, se come el sabor del boletus y solo sabe a queso, arroz mar y montaña poco raro de toro y el arroz de arriba con mucha potencia de sabor que se come el sabor del rabo y demasiada cantidad de arroz de mar y poca cantidad de rabo. Debe de mejorar bastante, para que la gente salga con una expectativa igual de alta con la que llega. Me defraudó tanto el servicio, tampoco esperaba tanto, como la comida.