Európolis Veterinaria, Las Rozas de Madrid

Estoy alucinada e indignada.
El 20 de noviembre recibí un email de Európolis Veterinaria (Las Rozas de Madrid) en el que nos comunican a los clientes que hay cambios en su personal y que LE DESEAN LO MEJOR en el futuro a sus ex-empleadas, entre ellas mi amiga Reyes. ¡¿Cóoooomoooooo? !

¡¿Que le desáis lo mejor a una persona a la que HABÉIS DESPEDIDO ESTANDO DE BAJA y mediante burofax, sin habérselo dicho ni tan siquiera en persona? !

¡¡Después de tantos años trabajando como una bestia y dando lo mejor de si misma a todos sus pacientes y a la clínica! ¡Sin darle tiempo ni de despedirse de sus pacientes, ni de explicarles el motivo por el que ha dejado sus tratamientos "a medias"!
Y por supuesto, sin avisarle con antelación para poder buscar otro empleo.
¡¡Con la que esta cayendo en España!
¡¡¡Venga hombre!

Me llevé una gran decepción cuando me enteré, básicamente porque cuando Reyes recibió el burofax estaba hablando conmigo por teléfono en ese instante y obviamente se quedó en shock. Por dios, ¡¡¡que estaba de baja por las secuelas de un accidente de tráfico!

No me esperaba semejante jugarreta por parte de esta clínica. Pero ha sido recibir este email y me he encendido pero bien. No me parece justo que ahora Reyes quede como la veterinaria que se fue dejando todo a medias, cuando en realidad le echasteis estando de baja. ¡¡Sí, de baja!

Vender una imagen idílica de la clínica enviando un correo "deseando lo mejor" a Reyes, cuando en realidad todo apunta a un posible despido improcedente, es simple y llanamente: ¡¡indignante!

Este tipo de prácticas de "por un lado todo de color de rosa, pero de puertas para dentro juego sucio" es lo que hace que en España los empleados vean en los empresarios al enemigo. A ver si espabilamos y dejamos de tragar con las injusticias laborales, que el siguiente en sufrir este tipo de cosas puede ser cualquiera de nosotros.

En fin. Me consuela que al menos Reyes ha encontrado trabajo rápidamente a pesar del palo tan inesperado que se ha llevado, que por supuesto, ¡¡no se merecía!

Espero que ella tenga claro que sus clientes y amigos sí que le deseamos lo mejor de corazón, no para salvar la papeleta, y que le apoyamos de lleno.

Por mi parte, como no podía ser de otra manera, dejaré de ir a Európolis. Así no se hacen las cosas.

Y no hay excusas que valgan.